Agencia Reforma
2014-04-15
Valencia, España.- Mismo escenario y rivales que en 2011, pero contextos diametralmente opuestos.
La final de la Copa del Rey entre Barcelona y Real Madrid se disputa hoy en Mestalla, con dos equipos que ven en éste el trofeo más ganable en medio de una temporada de altibajos.
El Barça escucha los gritos de “fin de ciclo” tras las últimas dos derrotas, la que le costó la eliminación de la Champions, ante el Atlético; y con la que parece que se le escapó la Liga, ante el Granada.
Además, ha sido duramente golpeado por sucesos extracancha como las cifras del fichaje de Neymar por las que Sandro Rossell dimitió a la presidencia, y el castigo de un año sin contratar impuesto por la FIFA por violar reglamentos en fuerzas básicas.
En la turbulencia suena Gerardo Martino y su posible salida para dar lugar a Jürgen Klopp, DT del Borussia Dortmund.
El “Tata” es señalado como uno de los culpables de los baches en la campaña.
“Si el resultado de mañana (hoy) es positivo, mi análisis de la temporada nunca será positivo”, afirmó el argentino.
Para el partido, Martino deberá parchar la defensa tras confirmar la baja de Gerard Piqué, y ante las dudas de Marc Bartra y Carles Puyol. Por eso, Javier Mascherano, el único seguro, podría ser acompañado por Adriano, pues el experimento con Sergio Busquets en Granada no funcionó.
Para la primera Final del Madrid de Carlo Ancelotti, las bajas son más severas: Cristiano Ronaldo, además de Marcelo. El portugués fue el artífice de la victoria en 2011, con un cabezazo en tiempo extra.
Sin embargo, anímicamente, la ausencia del portugués elevará el nivel del resto, incluido Gareth Bale, según Ancelotti.
“Nos faltará un jugador de una calidad increíble, pero el equipo puede jugar bien. Motivará al resto”, afirmó el italiano.
Hoy, el Madrid busca el primer título de los tres que tiene disponibles aún y callar las críticas que acusan a Carletto de no dar el ancho en los grandes partidos, al menos de Liga; el Barça buscará la Copa para silenciar un poco las críticas y tomar galones para el resto del campeonato, que también puede ganar, pero en el que ya no depende de sí mismo.