Agencia Reforma
2015-02-28
Distrito Federal— La soberbia se paga caro.
El América se topó con los Leones Negros, el colero de la competencia, un equipo con muchas carencias, pero con un espíritu indomable al que le bastó una llegada para bajar de su nube a las orgullosas Águilas a las que vencieron por la mínima diferencia.
Cuando parecía que la goleada sería inevitable, Luis Fernando Télles se animó al minuto 32 y sacó un potente disparo de media distancia para hacer el único tanto del partido.
Con esta anotación no sólo puso a los azulcremas a sufrir, sino que también exhibió la falta de recursos tácticos de su entrenador, Gustavo Matosas, quien terminó por transmitirle su desesperación a sus jugadores.
Los abucheos al medio tiempo y las decenas de vasos de cartón que volaron para despedir al cuadro de casa fueron lo de menos, porque en la cancha perdieron a dos hombres por expulsión, en los últimos 10 minutos.
Pablo Aguilar se ganó la roja por una fuerte falta sobre Jesús Vázquez, con los tachones por delante, pero todo ello fue producto del enojo contenido por más de 80 minutos sin atinar a meter la pelota en el arco de Humberto Hernández.
Lo mismo le sucedió a Daniel Guerrero, quien frenó de mala manera a Télles para impedir que llegara franco a la portería y pudiera humillarlos con un segundo gol.
Darwin Quintero, quien reaparecía luego de aquella polémica acción en la que pateó a Marco “Pikolín” Palacios no estuvo fino y hasta se estorbó con Oribe Peralta en la delantera, donde no brillaron ninguno de los dos.
El colombiano naturalizado salió de cambio entre abucheos al 80’, los americanistas lo castigaron, cargándole las culpas de los yerros de toda la zona ofensiva, que tuvo todo para meter cuando menos cuatro goles.
Para los Leones Negros no hubo mayor ciencia para ganar el partido; salieron a defenderse con uñas y dientes, y luego del gol se atrincheraron en su zona, dándole forma a su segunda victoria del torneo.
Las Águilas también sacaron la peor parte en cuanto a lesiones; primero Paolo Goltz se abrió la ceja izquierda al chocar de manera accidental con los tachones de Fidel Martínez, y luego el “Hermoso” Peralta estrelló su cabeza con la cadera del arquero Hernández.
Ni en el técnico Matosas ni en el médico del América cupo la prudencia para sacarlo del terreno de juego, porque el delantero se notaba desorientado y constantemente se agarraba la cabeza.