Agencia Reforma
2015-03-27
Valencia, España.- El “Principito” seguirá reinando en Holanda.
El PSV Eindhoven cerró ayer un acuerdo con el Valencia por la compra de Andrés Guardado. Apenas regrese de Estados Unidos, donde juega la Fecha FIFA con el Tri, al volante mexicano lo espera un contrato por tres años con el equipo.
Lo que comenzó en agosto de 2014 con el préstamo por un año, terminó con un vínculo más serio luego de que el jugador no sólo conquistara a la directiva y al técnico Phillip Cocu, sino también a la afición que sueña con conquistar otra Liga, algo que ocurrió por última vez en 2008.
“Estamos muy contentos de que después de un periodo de cesión, tras esta temporada, (Guardado) será pronto un jugador del PSV”, dijo el director deportivo Marcel Brands.
El directivo no hará declaraciones oficiales hasta que se concrete la próxima semana el acuerdo. No obstante, no se guardó elogios para el futbolista.
“Andrés es una referencia para el PSV y toda la Eredivisie (Liga holandesa). Esperamos disfrutar de los años que tenemos por delante con él como jugador del PSV”, comentó.
Más allá del rendimiento deportivo de Guardado, el fichaje también deja contenta a la afición del equipo, que el pasado 15 de marzo formó un mosaico gigante en las gradas del Philipstadion.
Ese fue el gesto de afecto más grande que el jugador ha recibido en su trayectoria, como él mismo reconoció, pero también fue un claro mensaje para que la directiva del club holandés pugnara por comprar sus derechos, toda vez que el Valencia no estaba dispuesto a una nueva sesión.
El “Principito” tenía contrato hasta 2016, pero en el PSV, líder de la Eredivisie con ocho puntos de ventaja sobre su escolta Ajax, aceleraron las negociaciones.
Guardado ha sido elegido varias jornadas como el mejor jugador del equipo, de acuerdo con la prensa holandesa, además de que compite con Memphis Depay para ser el más sobresaliente de la temporada.
Lleva un gol en 22 partidos, pero su rapidez por la banda izquierda, la precisión en los pases y la entrega le redituaron en echarse a la bolsa a todos en la entidad, a consumar esa revancha de la que habló apenas en agosto, cuando estaba lejos de imaginar el cuento en el que se convertiría su estancia en Eindhoven.