EFE
2014-09-21Madrid— Con barba y mucho mejor aspecto que el que luce su último personaje, el rapado y triste Jacq Vaucan, protagonista de ‘Autómata’, Antonio Banderas ha llegado al Festival de San Sebastián y se lo ha metido en el bolsillo.
“Me apetece trabajar más en España. Y me apetece más desde la producción o la dirección que desde la actuación, pero no voy a cerrar ninguna puerta -ha explicado-; en cualquier caso, probablemente viva en EU y tenga ahí mi centro, pero voy a mantener una línea de trabajo más constante con mi país”, dijo.
El actor y productor de la película de Gabe Ibáñez, una historia de ciencia-ficción que apuesta por el concepto de la singularidad tecnológica -el momento en el que las máquinas serán más inteligentes que los hombres- presentó ayer la cinta que compite por la Concha de Oro en la Sección Oficial del festival donostiarra.
‘Autómata’ fue recibida por el público con aplausos de reconocimiento, casi los mismos que le han dedicado los fotógrafos al malagueño, agradecidos por su extrema colaboración.
“Me acuerdo que vine en el setenta y tantos al festival, era bastante joven y aquel año hacían la promoción de ‘Star War’ paseando a C3PO por la ciudad, aquello me pareció increíble, no lo he olvidado”, comentó para explicar los mimos que le ha dedicado a la autómata Cleo.
La película, situada en un futuro en el que lo que queda de la humanidad vive intramuros en un mundo sin océanos y se apoya en robots domésticos para sobrevivir, “visita la pérdida de valores, (y muestra) cómo un hombre mata a otro como si fuera un perro. Los robots son los buenos de la historia”, afirmó Banderas.
Un trabajo hecho con 6.5 millones de dólares logrados gracias a los contactos personales del actor y a los favores prestados por sus amigos, desde la colaboración en la producción de la estadounidense Millenium, a la voz de Javier Bardem para el primer autómata que se da cuenta de que ya no tiene nada más que aprender de los humanos, a su ex esposa, Melanie Griffith. “Les estoy muy agradecido”, dijo.
Rodada en Bulgaria, donde no hay desiertos, precisó Ibánez, la película utiliza de postproducción la justa, porque la idea, añadió Gabe, era seguir los parámetros del cine “sci fi” de los años 60 y 70, “más filosófico, con otro tiempo” y con robots de verdad: seis criaturas que se movían con motores y a control remoto.
El director madrileño explica que, en esa época, las cinta de ciencia ficción “lejos de ser un cine palomitero para público adolescente era el género que daba lugar a tratar temas filosóficos sobre el ser humano. Nos interesaba ese cine, no grandes películas a nivel de presupuesto, pero que lo trataban con seriedad y usando códigos del western o del género negro”.
“Para mí era muy importante que (el afán por volver la película más asequible, o comercial) no nos interrumpiera el proceso creativo que él tenía en la cabeza”, dice Banderas, quien ha defendido “que Gabe hiciera la película que él quería y como quería hacerla”.
Banderas, que no cobró por su trabajo, explica que el momento clave de la cinta es cuando Vaucan mata a un hombre defendiendo a una máquina. “Ahí su cabeza empieza a jugar a que aquello que es antropomórfico empieza a tener vida, rompe todas las normas y eso le provoca una tormenta que le destroza cuando se da cuenta de en qué se está convirtiendo”.
Aunque tiene mucho de ‘El Planeta de los Simios’, ‘Autómata’ no puede eludir su ADN, “Blade Runner”, según confiesó Ibáñéz: “Más que un homenaje es que lo llevo en la sangre”.