Opinion

La última es la que cuenta

José Ignacio Gallardo
Analista político

2014-04-15

La colocación de la primera piedra en la mayoría de las obras que realizan los tres niveles de gobierno se ha convertido en toda una tradición para los políticos de este país. Porque para nadie es desconocido que las autoridades se esmeran demasiado en realizar frecuentes y costosas ceremonias en las cuales se lleva a cabo el acto protocolario de la colocación de la primera piedra de lo que desafortunadamente muchas veces solo queda en proyectos inconclusos de obra pública.
Este es un problema que en esta ciudad ya se hace costumbre, porque cada vez se hace más frecuente que se coloquen las primeras piedras pero luego no se ve que se coloquen las últimas. Es desesperante ver que en esta frontera se acumulen proyectos que siguen esperando su debida finalización. 
Un ejemplo de esto es el centro histórico de Ciudad Juárez. Ya son muchos años desde que se anunció el proyecto de remodelación de esta parte de la ciudad. Se informó en aquel entonces que se le daría una nueva fisonomía a esta importante zona de la frontera y que se crearían nuevas opciones turísticas que se conectarían a las ya existentes. Incluso se discutió la posibilidad de construir finalmente ahí el centro de convenciones, varios hoteles, áreas comerciales y un sinnúmero de atractivos para los visitantes.
Pero a pesar de que siempre se careció de un proyecto ejecutivo, pero sobre todo de una idea clara respecto de lo que se pretendía realizar, se inició la compra de muchas edificaciones y su inmediata demolición. Fueron cuadras enteras en un amplio sector que comprende las calles Ignacio Mariscal, Santos Degollado, Ugarte hasta la avenida Juárez. Ya se han demolido muchas fincas al poniente de la Juárez hasta la Mariscal y hacia el sur del malecón David Herrera, que incluyen el predio donde se ubicaba la antigua dirección de Tránsito.
El problema es que ya han pasado muchos años y no se tiene una fecha para el inicio de la construcción del proyecto, es más no se cuenta en estos momentos con la certeza en la continuidad del mismo. Lo reducido del presupuesto municipal impide conocer cuándo se terminará algo que ni siquiera se pudo comenzar. Lo malo es que la imagen que ofrece esta zona por tantas fincas demolidas es realmente desoladora.
Y como éste hay muchos otros proyectos que se iniciaron sin contar con todos los elementos necesarios. Y tal y como se ha dicho, ya se ha hecho una perjudicial costumbre que se inicien las obras sin contar con la suficiencia financiera para emprender, continuar y finalizar los proyectos de obra pública. En el caso del controversial Centro de Convenciones, donde ya se gastaron muchos millones y es hora que no hay nada en concreto, parece que pasará lo mismo.
Después de muchos años de proyectos no cristalizados y de indecisiones, ahora se está informando de la creación de un nuevo plan cuyo ambicioso y vanguardista diseño se encuentra a cargo de un influyente despacho de arquitectos estrechamente relacionado con el grupo Carso. También se sabe que aunque se eligió uno de los proyectos más costosos aún no se cuenta con los recursos suficientes.
Se habla de una cifra superior a los 500 millones de pesos y solo se cuentan con 150 entre aportaciones gubernamentales y el fideicomiso. Entonces si se pretende iniciar una obra de tal magnitud lo primero que se debe atender es la situación financiera para hacerle frente a semejante inversión. Si no, es mejor no iniciar, porque luego todo se queda a medias, como siempre.
Incluso ya en una ocasión se dio el banderazo de inicio y hasta se puso la primera piedra de este tristemente celebre proyecto, pero nadie ha visto su finalización. Esta cultura de iniciar pero nunca terminar no le ayuda mucho a esta ciudad. Lo que la frontera necesita son grandes proyectos de obra pública que trasciendan a los trienios de los gobiernos municipales y a los sexenios de las administraciones estatales y  federales.
Planes a largo plazo a los que se les dé continuidad no importando de qué partidos políticos son los gobiernos que los comiencen. Pero ante todo que no se inicien proyectos sin recursos y sin la certeza de que se van a terminar. Porque ya se han puesto muchas primeras piedras pero lo que hace mucha falta es que a la ciudadanía se le invite a presenciar la colocación de la última piedra, esa es la que realmente cuenta.

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