Opinion

Aumenta la marginación urbana en Juárez

Edna Lorena Fuerte
Analista

2014-07-20

La pobreza se ha extendido en la mancha urbana de nuestra ciudad, según un análisis del investigador de la UACJ, Alfonso Herrera Robles, dado a conocer por El Diario en días pasados.
De acuerdo con estadísticas de la Conapo y la Sedesol de 2010, las zonas de alto grado de marginación de nuestra ciudad, que tradicionalmente se encontraban fuera de la mancha urbana alrededor de las zonas serranas, ahora se han extendido a partes internas de la ciudad como resultado de los tres grandes cismas económicos que vivimos desde 2001 con la crisis maquiladora, y luego a partir de 2008 con la desaceleración de la economía estadounidense, y también como resultado de la crisis de violencia e inseguridad. Ya en 2010, 750 mil juarenses presentaban algún grado de marginalidad, de ellos, 115 mil en grados altos o muy altos, 75 mil en pobreza alimentaria. Hoy las cifras son mucho mayores.
Las historias de vida son muchas y muy diversas, pero el patrón que se repite considerablemente, como lo explicó el investigador en el análisis difundido, se trata de personas de la clase media que cayeron en una espiral crítica generalmente asociada con problemas crediticios, de hipotecas o préstamos personales, lo que los llevó a comenzar a vivir en la dinámica del endeudamiento y, ante la pérdida generalizada de sus empleos, se vieron en la imposibilidad de sostener sus condiciones de vida aún en las necesidades más básicas y pasaron a depender de la asistencia social, el subempleo o la ayuda familiar.
Resultado de todo esto fue la reducción de la clase media y el aumento de la pobreza, pero de una pobreza caracterizada por las limitaciones de la vida urbana. Cambió entonces radicalmente la morfología de la composición social de nuestra ciudad en los últimos años, la vida dentro de la mancha urbana dejó de ser sinónimo de bienestar y esto, en una de las ciudades con mayor tradición de desarrollo económico y ofertas de empleo, es algo que no podemos dejar de analizar no sólo en la perspectiva de cuál ha sido el rumbo ineludible que hemos seguido como país en los últimos años, sino sobre todo, para saber hacia dónde debemos ir ante las condiciones críticas que se imponen en nuestra ciudad, en el contexto de un país que ha vivido crisis tras crisis sin nunca volver a recuperar los niveles de lo que era la normalidad económica antes de los descalabros.
Como sucede generalmente, las clases que han vivido una mayor afectación son las clases medias, quienes antes eran empleados o incluso pequeños propietarios, perdieron sus fuentes de ingresos y pasaron a ser parte de la población que necesita de la asistencia social para su subsistencia. Sin afanes comparativos, es importante señalar que, a diferencia de los esquemas de pobreza que vemos en otros estados de la República, hacia el sur y sureste del país, en donde la pobreza sigue patrones constantes, aquí lo que vemos en Juárez ha sido un empobrecimiento acelerado, una fractura en los estratos sociales que requiere de una intervención integral, no sólo para sanear la economía, sino también para devolver a los ciudadanos algo que es sumamente complejo: la dignidad económica, el derecho a una vida productiva y la sustentabilidad.
No es poco decir que se necesitan proyectos que logren dinamizar la economía de nuestra ciudad, pero ante los hechos que revelan los datos se necesita que estos proyectos integren una visión social amplia, de conocimiento pleno de la dinámica social de nuestra ciudad, que se atienda a la pobreza urbana con un sentido integral.
La realidad de nuestro país está anclada en la desigualdad. Mientras Carlos Slim vuelve a ser el hombre más rico del mundo la pobreza se extiende como una plaga irremediable; los más ricos son cada vez más ricos, y los pobres son cada vez más, y más pobres. Caer en el asistencialismo y los programas sociales de subsistencia no resuelven el problema de fondo, al contrario, crean mecanismos de estancamiento. Es necesario que se conecte la inversión, la dinámica del capital, con proyectos socialmente responsables, proyectos productivos que intervengan de manera profunda en la recuperación de los niveles de vida que se han perdido en los últimos 15 años, y una vez proyectada la recuperación, sea posible comenzar a aspirar a un nuevo crecimiento.

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