Opinion

Erróneo protagonismo de Perry

MIRIAM A. ORNELAS
Ingeniera industrial y abogada

2014-07-24

En todas las épocas de la historia han existido movimientos migratorios que son motivados por causas diversas entre las que sobresalen la miseria extrema que en tiempos pasados provocó extensas hambrunas y las guerras de todas dimensiones, que ocasionan inseguridad y peligro de muerte entre la población más desprotegida, sin descartar las preferencias personales por ciertas regiones del planeta y hasta el simple gusto por la aventura.
Desde el mes de octubre del año pasado, las autoridades de los Estados Unidos detectaron una creciente oleada migratoria de infantes solitarios hacia su territorio que sobrepasa las 57 mil almas procedentes de México y América Central impulsados por las mismas causas mencionadas, entre las que destacan el hambre y la extrema violencia que se está viviendo en esas regiones de procedencia por virtud de acres disputas entre las bandas de narcotraficantes que operan ahí desde hace algún tiempo. México acaba de sufrir una gran conflagración durante el sexenio de Felipe Calderón que nos dejó más de cien mil asesinados y ese periodo de gran consternación provocó un éxodo de mexicanos a territorio estadounidense ocasionando que muchas regiones mexicanas se despoblaran; Ciudad Juárez es un claro ejemplo de eso.
Pero el éxodo de infantes solitarios produjo un regular escándalo internacional que las autoridades de los diferentes países involucrados están atendiendo lo mejor que pueden, de hecho en una forma inédita nuestro país está blindando nuestra frontera sur para detener el paso por nuestro territorio de oleadas de emigrantes provenientes de los países de Centro América.
Sin embargo, en un afán protagónico y exhibicionista de corte electorero, el gobernador de Texas, Rick Perry ha externado su intención de movilizar mil efectivos de las Guardias Nacionales texanas para custodiar la frontera sur con México a fin de reforzar la vigilancia de esa franja de territorio texano para evitar supuestamente la llegada de espaldas mojadas, como si la región se encontrara en estado de guerra.
Es de suponerse que el gobernador Perry piensa que el electorado estadounidense profesa mayormente un sentido antiimigrante, xenofóbico, de profundo temor u odio al extranjero, siendo como lo es que los Estados Unidos son en esencia una genuina nación de emigrantes con lo que puede estar equivocado y su costo político puede resultarle muy grande al abrazar una posición que fácilmente puede derivar en la discriminación y en la violencia.
Lo anterior, máxime cuando se introduce un cuerpo militar fuertemente armado, como la Guardia Nacional, a una región problemática por antonomasia y créame señor Rick Perry, las agresiones nunca provendrán de los indefensos mojados, ni menos de los niños emigrantes solitarios, sino de las gavillas de narcotraficantes que también hacen sus incursiones por esa frontera y no para emigrar sino para realizar el trasiego de la droga. Pero como las balas salen para todos lados, indudablemente algunos simples mojados y hasta ciudadanos americanos, podrían recibir su cuota mortal de metralla. Total, un problema de orden federal que en nada le compete al gobernador Perry puede teñir de sangre la frontera en una forma innecesaria.
Ese peligro ya lo están advirtiendo muchas voces ciudadanas que se manifiestan abiertamente en la Unión Americana, por ello, si el gobernador Perry quiere hacer su propaganda política con vistas a la sucesión presidencial, puede hacerlo, es un ciudadano con aspiraciones legítimas innegables, pero que use otros medios y otros pretextos que para ello problemas sobran. No le es legítimo militarizar innecesariamente una frontera y un territorio pacífico como el estado de Texas.
Los inmigrantes indocumentados son un problema social y económico, no una invasión armada que pretenda agredir a la nación americana. La respuesta debe ser social y económica, con la patrulla fronteriza por violaciones a las leyes administrativas que regulan la inmigración y no se justifica la respuesta armada ni en calidad de prevención.
Creo que con la movilización pretendida por el señor gobernador de Texas tan sólo se ocasiona un gasto innecesario a los electores norteamericanos y lejos de solucionar o atenuar un problema de desplazamiento de gente, se le complicará con la incursión injustificada de una tropa que tiene muchos desastres naturales que atender y no hacerle el trabajo a la patrulla fronteriza, que ni ayuda le ha pedido.

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