Opinion

A San Vicente

Sergio Sarmiento
Analista político y periodista

2014-07-27

Ensenada, B.C— El valle de Guadalupe es el conocido, el que se ha convertido en una atractiva ruta del vino; pero, en parte por la falta de agua, la producción se está mudando a San Vicente.
El valle de Guadalupe se encuentra unos 30 kilómetros al este del puerto de Ensenada. Fue escenario del milagro de la producción vitivinícola de Baja California. Empresas como Domecq y Cetto empezaron ahí a producir vinos de calidad en gran escala en la década de 1970: Santo Tomás, la más antigua de las casas productoras de la región, tenía sus viñedos y casa vitivinícola en otro lugar, en el valle de Santo Tomás, al sur del puerto de Ensenada, aunque posteriormente también estableció viñedos en San Antonio de las Minas, en el valle de Guadalupe.
Los vitivinicultores de Guadalupe han sido siempre muy eficientes. La transformación del valle, que cubrió de verdes vides una zona semidesértica, se ha logrado casi completamente con técnicas de riego por goteo.
El acuífero, sin embargo, se está agotando. El proceso ha ayudado a dar a los vinos de Guadalupe un característico toque salino.
La falta de agua se ha convertido en la principal pesadilla de los productores de Guadalupe. Parte del problema es que el valle es una zona semidesértica en que la precipitación, siempre escasa, ha venido disminuyendo como consecuencia del calentamiento global.
A esto hay que añadir que una parte importante del agua del acuífero de Guadalupe se lleva al puerto de Ensenada para consumo de los habitantes de la ciudad.
Algunos vitivinicultores han empezado en consecuencia a mudar sus producciones al valle de San Vicente, unos 90 kilómetros al sur del puerto de Ensenada. Cetto, el principal productor de vino de Baja California y del país, tiene ya más uva en San Vicente que en Guadalupe. Vinos de la Reina, un nuevo productor, ha realizado siembras extensas en la zona.
La mayor abundancia de agua en San Vicente es la razón principal de esta mudanza. La otra es el precio. Guadalupe se ha puesto tan de moda que una buena hectárea de terreno agrícola puede costar hasta 50 mil dólares.
Llegan inversionistas de fuera que por cumplir el sueño de volverse vitivinicultores no chistan en pagar precios que los locales nunca habrían imaginado. En cambio los precios en San Vicente, aunque han subido en los últimos años, se encuentran en alrededor de 2 mil dólares por hectárea.
Hoy hay por lo menos unas 70 u 80 casas productoras de vino en Guadalupe. Algunas son ya conocidas a nivel nacional e incluso internacional.
Los productores del valle han competido exitosamente en concursos internacionales en que los vinos se juzgan en catas ciegas. Otros productores son minúsculos y compran a otros la uva para producir sus vinos.
Guadalupe se ha convertido en un gran atractivo turístico. En todo el valle han surgido restaurantes y hoteles boutique de excelente calidad. Las fiestas de la vendimia, o del inicio de la cosecha de la uva en agosto, son uno los festejos más populares del país.
Todos los que viven en o de Guadalupe saben, sin embargo, que la falta de agua es un problema que pone en riesgo la propia existencia económica del valle. La reciente acre disputa por una modificación del uso de suelo, que buscaba beneficiar a un empresario que quería desarrollar un conjunto habitacional, está íntimamente ligada al problema del agua.
Mientras el turismo florece la producción de vino, que le ha dado fama y fortuna a Guadalupe, empieza a mudarse a San Vicente y otros lugares. El valle de Guadalupe quizá encuentre que su vocación es ya más turística. Los viñedos pueden convertirse en una simple decoración para hoteles y restaurantes de lujo.

Jubilación
El trabajador mexicano inscrito en el IMSS obtiene una jubilación completa a los 65 años de edad. Ahora tendrá que subsidiar, sin embargo, la jubilación de los trabajadores de Pemex que se retiran a los 55 años y para la cual nunca se mantuvieron reservas financieras suficientes. 

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