Olga Tsuda
Analista
Más allá del esternón y otros vicios temáticos que suelen tratar los profesionales de la salud con quienes me reuní hace algunos días, uno de ellos se tomó el atrevimiento de preguntar qué es el fracking, y como todos somos unos sabihondos empezaron las respuestas entre chascarrillos, ignorancia y un escaso conocimiento del tema.
Resulta que el fracking es una técnica utilizada para extraer hidrocarburos del subsuelo, es decir, es una fracturación hidráulica que se lleva a cabo mediante una perforación vertical que atraviesa varias capas de suelo, hasta llegar a la capa de rocas profundas, que se caracterizan por su baja permeabilidad y porosidad, donde se encuentra un gas poco convencional llamado gas de pizarra o de esquisto (gas shale, en inglés), entre los 400 y 5 mil metros de profundidad.
Una vez que el taladro usado en esta perforación llega a la capa de pizarra, se hace un giro de 90 grados para iniciar la fracturación horizontal que tiene una longitud de entre 1.5 y 3 kilómetros En esta etapa se utilizan explosivos para fracturar la capa de pizarra, seguida por inyecciones a presión de enormes cantidades de agua revuelta con arena y un montón de aditivos químicos.
Para cada pozo perforado para el fracking se invierten entre 9 y 29 millones de litros de agua, que contienen aproximadamente un 10 por ciento de compuestos químicos. La arena se utiliza para rellenar los espacios de la fractura y los químicos para diferentes funciones, entre otras, acabar con la vida microscópica que se encuentra en esa capa del subsuelo.
A esta altura del proceso, el gas que se encuentra atrapado empieza a emerger a la superficie y es recolectado para su uso posterior, abasteciendo del combustible primero a las empresas inmersas en este procedimiento y luego a los usuarios.
Hasta aquí, parece que todo marchara sobre ruedas en el proceso para obtener el gas shale, sin embargo, como todo tiene un “pero” existen efectos colaterales que no presentan muy buen aspecto. La utilización de los productos químicos, que no se conocen del todo pero entre ellos figura el benceno, resultan ser altamente tóxicos para los seres vivientes, porque algunos contienen propiedades cancerígenas y/o mutagénicas.
Además, el gasto hídrico propiciado por las altas cantidades de agua utilizadas en el proceso, deja ver un futuro de mantos acuíferos secos.
“Algunos de los riesgos ambientales más importantes, además del uso de grandes volúmenes de agua, son: contaminación de los mantos freáticos, ríos, suelos y atmósfera; afectaciones a la salud y vida animal; e incremento de la actividad sísmica”, señala el doctor Iván Guerrero, del Departamento de Ingeniería Petrolera de la Facultad de Ingeniería de la UNAM
Pero eso no es todo: el agua que se inyecta en la fracturación hidráulica habrá de emerger a la superficie totalmente contaminada por la mezcla de los químicos y las adhesiones de componentes propios del subsuelo, para lo cual hasta el momento no he encontrado información relevante que explique cómo se va a solucionar esta consecuencia.
La Sociedad Americana de Química (ACS por sus siglas en inglés) informó que “Hay una serie de productos químicos, como inhibidores de la corrosión y biocidas, en particular, que se utilizan en concentraciones bastante altas que podrían tener efectos adversos. Los biocidas, por ejemplo, están diseñados para matar las bacterias. No es un material inocuo”.
Basada en lo anterior, creo que no nos podemos encariñar con un proyecto que nos puede generar más perjuicios que aprovechamiento. Debemos poner en la balanza el adecuado conocimiento que nos brinde la capacidad de poder digerir los daños y los beneficios que atrae una inversión de alto costo, tanto monetario como ecológico, antes de avalar este procedimiento para su operación en el estado de Chihuahua.
Y como dice el dicho: “Aunque nadie adquiere experiencia en cabeza ajena”, es conveniente poner atención a los altos riesgos que ya se vienen observando en otros países en los que los ecologistas y expertos ya están tomando medidas para evitar más daños.
Los dejo con la tarea de ponderar a conciencia los puntos anteriores y definir qué es lo que queremos para Chihuahua.