Opinion

El IMSS no tiene remedio

MIRIAM A. ORNELAS
Ingeniera industrial y abogada

2014-10-23

La población fronteriza se encuentra disgustada por el pésimo servicio que presta a los derechohabientes el Instituto Mexicano del Seguro Social debido a la mala administración que dicha institución hace de las cuotas obrero-patronales que recauda entre la población trabajadora y sus patrones.
Para los empleadores esa inconformidad se debe a que se pagan al IMSS muchos dineros para que los trabajadores y sus familias gocen de acciones de salud razonables y al Seguro se le va en endulzarles la vida a sus empleados jubilados debido a sus equivocados esquemas de retiro.
Las carencias son tan grandes que abarcan casi todos los rubros del servicio, desde plantillas de médicos y enfermeras incompletas, hasta falta de equipo y medicinas, pasando por un gran arcoiris de imposibilidades que alejan a la institución de los parámetros de servicio razonables que debiera proporcionar.
También se observa un cierto abuso, o pudiéramos decir mal uso de los haberes, porque se visita al médico por insignificancias lo cual mantiene los departamentos de urgencias atestados.
Esta inconformidad patronal se materializa en las declaraciones del señor Manuel Sotelo, miembro presidente del Consejo Coordinador Empresarial que refleja la inconformidad de la generalidad de los patrones que ven el esfuerzo económico de sus empresas desahuciado por el mal servicio que se les da a sus empleados. De nada sirve pagar, nada se logra, el IMSS parece un barril sin fondo donde se dilapida en cosas pueriles los dineros que tanto esfuerzo les cuesta ganar a los empresarios y a sus trabajadores.
El representante empresarial lanzó una grave reflexión sobre el futuro: “Es un cáncer muy fuerte que tiene el Seguro Social desde su sindicato, va a llegar un momento en que esto va a ser incosteable y en eso nos van a dar la libertad de poder darle la seguridad social a nuestros empleados que no sea en el Seguro Social”. Esa afirmación premonitoria revela la intencionalidad de buscar constituir otro organismo que realice la función que el IMSS se ha negado a proporcionar con todo y que sus cuotas han sido elevadas técnicamente a la calidad de impuestos. Más grave que eso, porque su constitución tiene variadas repercusiones en el INFONAVIT y en el SAR. Repercusiones que son en automático.
En un intento de recomponer las cosas, una salida puede consistir en un retorno al original espíritu que inspiró al licenciado Adolfo López Mateos a constituir el IMSS en su original legislación, de la cual nos hemos apartado para desviar sus recursos a fines políticos como si el instituto fuera una obra de caridad que, al estilo de una pila de agua bendita, todos quieren meter la mano sin aportar nada a cambio.
Una huelga de pagos obrero-patronales sería una reacción peligrosa para la vida de la institución, pero esta acción está engendrándose poco a poco en las mentes de los contribuyentes de ambas clases, cuando la mala administración del fondo los ha postrado en una crisis de tal tamaño que a dos meses y medio de que concluya el periodo del 2014, el IMSS tiene agotados sus recursos: Al menos así lo señaló el señor Efrén Domínguez González presidente en turno del Consejo Coordinador Empresarial.
En estas circunstancias, el sector patronal tendrá una reunión urgente con el delegado estatal del IMSS, Christián Rodallegas a fin de que les explique el origen de las múltiples fallas que tiene el instituto, y yo me pregunto: ¿Para qué?, ni modo que les confiese su incompetencia. Esa reunión no tendrá ningún sentido en esos términos. Lo que deben es pedir una junta extraordinaria con el director nacional del IMSS, porque sólo allá tendrán alguna posibilidad de que varios entuertos se compongan. Aquí nada se podrá arreglar, ni para lo que queda de este año, mucho menos para el 2015.
Incluso las recomendaciones de la COESPRIS, como la emitida en junio del 2014, han quedado como grito en el desierto, desoída por el IMSS, nada conmueve a sus dirigentes porque sencillamente se encuentran en la inopia y las malas mañas no se les quitarán por nada. Porque ellos pueden cambiar de piel una vez cada año pero de mañas y malas costumbres, nunca.
El extrañamiento del sector patronal organizado debe ser más fuerte, del tamaño del problema.

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