MIRIAM A. ORNELAS
Ingeniera industrial y abogada
El robo de una de las estatuas de la escultura “El encuentro” del parque lineal Cuatro Siglos ha sacado a la luz pública el viejo problema de desvalijamiento urbano que padece nuestra ciudad debido a que muchas recicladoras no tienen empacho en comprar a los ladrones todo tipo de metales que evidentemente provienen del equipamiento urbano y que son saqueadas por vándalos citadinos.
El secretario del Ayuntamiento, licenciado Jorge Quintana, ha ordenado una búsqueda exhaustiva en negocios de esa clase que se ubican en nuestra ciudad, pero hasta ahora no se han obtenido resultados que permitan encontrar la pieza escultórica que pertenece a ese parque de nuestra comunidad y que fue cortada de cuajo al parecer por una pandilla de facinerosos que opera en nuestra ciudad.
No es lo único que roban, frecuentemente desaparecen las tapas de las alcantarillas del drenaje público, dejando esos espacios abiertos al sol en nuestras calles y constituyendo un grave peligro para los automovilistas y peatones que pasan por las arterias afectadas de nuestra ciudad y, sin embargo, no existe todavía una vigilancia sistemática de esos negocios que compran metales, muchos de los cuales son producto del robo. Simplemente durante el año 2014 desaparecieron de las calles de nuestra comunidad unas 315 tapas de alcantarilla hechas de fierro fundido y nada se ha aclarado al respecto.
También el cableado del alumbrado público desaparece frecuentemente, dándose el caso de fraccionamientos completos que han sido desvalijados de estos conductores eléctricos, dejando cuantiosos daños y a obscuras grandes sectores de nuestra frontera y, sin embargo, la compra venta de cobre y diversos metales sigue rampante y la realidad es que esos negocios, que originalmente plantean una acción sana de reciclaje de desperdicios para la comunidad, se han convertido en un verdadero dolor de cabeza debido a los nulos escrúpulos que tienen los comerciantes del ramo que nada les importa el apoyo que dan con su compra a esos depredadores del equipamiento urbano.
El gobierno municipal ha declarado que a la brevedad mandará reponer la estatua robada, que representa a un niño aborigen de los llamados indios mansos que habitaban por estas regiones allá por los tiempos en que nuestra ciudad fue fundada por el fraile franciscano Fray García de San Francisco, en 1659, con el nombre de Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Indios Mansos del Paso del Norte, construyéndose una iglesia conocida como la Misión de Guadalupe que subsiste hasta nuestros días contigua al actual edificio de la Catedral.
Se trata pues de un monumento que evoca nuestra historia y que embellecía, junto con otras siete estatuas alusivas a la fundación de nuestra ciudad, en el llamado Parque lineal Cuatro Siglos.
El parque donde estaba instalada la estatua se encuentra en una zona de profusa circulación de día y de noche debido a que por un costado corre el boulevard Cuatro Siglos, por lo que sorprende que nadie haya advertido la maniobra de los ladrones que debió ocuparles bastante tiempo y esfuerzo a varios individuos debido al enorme peso de la escultura.
También ha desaparecido muchas placas de bronce conmemorativas de diversos monumentos públicos y todos estos equipos tienen un destino: las recicladoras que compran metales robados de nuestra ciudad y hasta la fecha no ha sido detenida ninguna persona en relación con estos ilícitos, lo cual, en cierto modo, pone en evidencia que nuestras policías no consideran como parte de su función la vigilancia de equipamientos y de estos monumentos de interés público e histórico.
La policía municipal debe implementar un plan de vigilancia protección a todo este equipamiento urbano que tan útil es a los servicios públicos y que son patrimonio de nuestra comunidad. Las penas para los trasgresores y sus cómplices, los compradores de metales robados, deben endurecerse aún más para contar con un elemento disuasivo en la comisión de estos delitos, como la clausura definitiva de estas casas comerciales.