Opinion

Extorsión y enojo institucional

LUIS JAVIER VALERO FLORES

2015-02-28

Justamente al inicio de la larguísima jornada electoral que abarca al proceso federal y al local, pareciera que en la cúpula gubernamental apostarán por el endurecimiento político ante las críticas y sus opositores.
Pueden llevarnos al despeñadero; a nadie le conviene, menos en un entorno en el que, aparentemente, la guerra de los cárteles asoma sus indicios por todos lados. La apuesta es demasiado riesgosa y pudiera, para el partido gobernante, presentarse una situación muy parecida a la de los años ’84 al ’86 del siglo anterior.
La conjunción de la molestia ciudadana y los resultados electorales adversos al PRI no es la mejor combinación para el grupo gobernante. La mesura ante los indudables escenarios adversos, difíciles, debiera ser la divisa principal. No parece ser el signo político de los días inmediatos anteriores.
Corría insistentemente como un rumor muy creíble; el raciocinio llevaba a descartarlo, no podía ser que desde el Gobierno del Estado se instrumentara tan deplorable maniobra en tanto las quejas ciudadanas, en la capital del estado, se multiplicaban geométricamente hacia los agentes de tránsito, de manera semejante a lo ocurrido apenas unos cuantos meses atrás con sus colegas del antiguo Paso del Norte.
Todo se precipitó con el arribo de nuevos mandos a la Dirección de Vialidad de la ciudad de Chihuahua (llegados de Juárez y, se dice, cercanos al Fiscal Jorge Enrique González Nicolás), dependencia aún en manos del gobierno estatal, a través de la Fiscalía General del Estado, en contra de todo lo señalado por la norma constitucional.
Algo cambió al interior, las voces de la calle reseñaban la existencia de un “cártel” de comandantes inconformes con sus nuevos jefes. No terminaba de ubicarse en su despacho cuando al nuevo Director de Vialidad, Jaime Enríquez (Ex Director del Departamento de Transporte de la misma dependencia y quien saliera en medio del escándalo causado por el fracaso de la puesta en marcha del sistema de transporte urbano Vive Bus) le estallaba una muy vigorosa protesta de la mayoría de los agentes que, durante más de 24 horas, dejaron a la ciudad con un muy escaso número de ellos atendiendo la vialidad.
Ante las protestas, los funcionarios respondieron sacando a la luz pública el cúmulo de quejas en contra de algunos agentes; la espada de Damocles a todo lo alto. Si no protestan, seguiría la impunidad. ¿Qué no se dan cuenta que ese es el mensaje enviado a la sociedad?
Pero la difusión de un video, de una de las tantas reuniones sostenidas entre los líderes de los agentes y varios funcionarios de la Fiscalía y Vialidad, ha destapado, entre otras execrables anomalías, una más grave aún a los ojos del escribiente, la de que en esa reunión los funcionarios no negaron las afirmaciones de los agentes en el sentido de que se les obliga a levantar 20 infracciones por día, “mínimo”, asentaría el Director de Vialidad, Jaime Enríquez.
Levantada de manera natural, como es lógico, la indignación ciudadana, Enríquez debió aclarar que no era cierta esa denuncia.
Sin embargo, las múltiples quejas ponen en entredicho la aseveración del funcionario. Es gravísimo. En la grabación uno de los agentes denuncia que los obligan a infraccionar a quienes se estacionan en las afueras del Hospital Morelos del IMSS y en la clínica de Ginecoobstetricia; otro señaló que ya había levantado tres infracciones de conductores ebrios y a pesar de eso lo reconvinieron al día siguiente por no haber levantado las “20”. -Ya le traje 20 mil pesos al gobierno, clamaba el agente.
No es cualquier cosa. Si se toma como base un número de 300 agentes, y 20 infracciones diarias, con una recaudación promedio de 300 pesos, significa que llega al millón 800 pesos diarios, ¡poco más de 560 millones de pesos al año!
Es decir, que el gobierno recuperó lo perdido a causa de no cobrar la tenencia vehicular, con creces, pero a un precio infinitamente mayor.
El acoso de los agentes en los meses previos nos lleva a pensar en la existencia de esa cuota de infracciones, la continua colocación de agentes, escondidos, en distintas vialidades, a pesar de las reiteradas quejas de ciudadanos y medios de comunicación se mantiene ¿Con qué objeto? Con el de sorprender a los conductores en exceso de velocidad, en lugar de colocarse en lugares visibles, en las zonas propicias para ello y prevenir el exceso de velocidad.
Todo lo anterior pasa a segundo término, lo importante es recaudar, no importa que en el camino, a la larga, se propicien las corruptelas de los agentes, en lo individual, o en lo colectivo a través del establecimiento de cuotas “para los jefes”.
Total, si no existen las cuotas ¿Por qué no le permiten a los ciudadanos, o a los integrantes del Consejo Ciudadano -los que no son funcionarios de gobierno- el acceso a bases de datos de las infracciones levantadas por cada agente y así constatar que no existe un mínimo para cada uno?
Pero la reacción gubernamental sorprende y preocupa.
Ante el anuncio de que legisladores y dirigentes del PAN montarían una conferencia de prensa enfrente de la Dirección de Vialidad, la respuesta fue enviarles a una muy conocida, por camorrista, dirigente popular priista y Jaime Enríquez sacó de la chistera que la Diputada María Eugenia Campos debía el pago de infracciones por un poco más de 2 mil pesos y que por eso protestaba ¡Para que no se las cobraran!
¡Ah, y además amenazó con sacar más trapitos de esos a quienes protestaran!
La camorra en todo su esplendor, desde los más altos niveles de las autoridades encargadas de la seguridad pública, ni más ni menos.
No es todo, y preocupa más.
Desde muchas semanas atrás, los dirigentes de Unión Ciudadana anunciaron por todos los medios que ayer realizarían una concentración frente a Palacio de Gobierno, en la exigencia de que el Gobernador Duarte renuncie.
Ni tardos ni perezosos, funcionarios y empleados de la Dirección de Atención Ciudadana del municipio de la capital montaron en la noche previa un majestuoso templete frente a la puerta principal de Palacio. Era tan grande que prácticamente no dejaba espacio para que los hipotéticos asistentes se apostaran frente a él. Todo con el ánimo de boicotear la celebración de la reunión convocada, entre otros, por Jaime García Chávez, Javier Corral y Víctor Quintana.
Y cuando éstos y sus seguidores se apoderaron (hasta el momento de escribir estas notas) del templete, el funcionario municipal, Fernando Villarreal, se quejó de que se habían apoderado del templete, luego de un mas preocupante zipi zape.
¿Todo lo anterior es el reflejo de los dichos y actitud del Gobernador Duarte, cuando dijo que al término de su gobierno, respondería “donde fuera y como fuera” a las acusaciones?
¿Es la continuación, en el tono, de la acusación de Cruz Pérez Cuéllar en contra de Javier Corral? ¿Así será el tono político que le imprimirá el grupo gobernante a las acusaciones y a los reclamos de la ciudadanía? ¿Señalar a los integrantes de los partidos opositores como ciudadanos irresponsables, como lo hizo Enríquez con la diputada Campos?
¿Esa será la forma en que el grupo gobernante -ya no estoy seguro que el partido en su conjunto lo haga al mismo nivel- afrontará la contienda electoral, sólo porque no parece serle favorable la correlación de fuerzas?
Grave, muy grave.
No resultará ocioso reseñar el viejo cuento aquel, el del africano enterrado hasta el cuello en la arena del Coliseo romano en el que soltaron un león hambriento. Ante la primer tarascada que le lanza al hombre, la fiera recibe una tremenda mordida en los testículos, esa acción desató la indignación de la muchedumbre, la que, afiebrada, gritó a todo pulmón -¡¡¡Pelea limpio, negro cochino!!!
Así, no tarda en aparecer el primer hecho que todos lamentaremos y el oficialismo gritará que fueron otros los violentos.
La llegada de Mario Trevizo a la Secretaría General de Gobierno, conocido su perfil conciliador, debiera servir para que la parte gubernamental asumiera la mesura a la que está obligada, no debieran olvidar que son los, pareciera redundante, gobernantes, y no la otra parte de una querella; que no forman parte de las camorras del callejón, o de los pleitos al “salir de la escuela”.
Porque si en la capital preocupan tales acciones y actitudes, trasladados tales escenarios al mundo rural se convierten en verdaderas pesadillas y tragedias, como lo ahora denunciado por las autoridades indígenas de Repechique, a través del segundo gobernador, Luis Pérez Enríquez, quien aseguró que han estado recibiendo amenazas, debido a su negativa a aceptar el paso del gasoducto por el territorio de la comunidad. (Nota de El Diario de Chihuahua, 27/II/15).
No se cierran al diálogo, solo piden que “se cambie la ruta del gasoducto, además de que se respeten los bosques, aguajes y pastizales, ante lo cual señalaron que están a tiempo de modificar el proyecto, ya que aún no se construye en esta comunidad, por lo que están a la espera de una respuesta de las autoridades”. (Ibídem).
Paciencia, mesura, talante democrático para asumir que son gobernantes y, como tales, a expensas de las críticas de la sociedad y de la oposición, cosas naturales en una sociedad democrática, moderna.
No se espera menos de los gobernantes.
PARAMETROS.- A raíz de la publicación, el domingo anterior, de las reflexiones provocadas por la aparición del ex alcalde Marco Adán Quezada en tres actos públicos, con concurrencias muy diversas, amigos del ex alcalde juarense, Héctor “Teto” Murguía, nos hicieron llegar diversas informaciones en las que se asienta que igual, o aún mejor recepción le dieron los militantes priistas asistentes a la asamblea del 2o. distrito en Juárez.
Y si acá las porras eran “Marco, Marco”, allá eran “Teto, Teto”.
Bueno, pues les va crecer la dimensión del dilema a los jerarcas priistas.
El escribiente les agrega otro elemento. El número de visitantes a mi blog  (espacio en el que sólo se publican los artículos escritos en El Diario y Aserto) son un promedio de 20. Bueno, para el artículo del domingo anterior van, hasta este momento, 497.
Para la reflexión.

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