Adela S. González
Analista
El próximo 5 de abril arranca el proceso electoral de este 2015. Ese mismo día iniciará la transmisión de spots enfocados al proselitismo de candidatos y partidos y a difundir el rol sustantivo de la autoridad electoral. Se renovarán la Cámara de Diputados, nueve gubernaturas, algunos Congresos locales y alcaldías. No es poco.
La propaganda está programada del 5 de abril al 4 de junio próximos. Se transmitirán en radio y televisión nacional 16 millones 174 mil 80 spots políticos; de ellos, 13 millones 815 mil 360 enfocados a difundir propuestas de los candidatos, imagen, principios y predominio de los partidos, y 2 millones 358 mil 720 sobre el quehacer de las autoridades electorales, guardianas del proceso. ¿Quién lo dijo? Arturo Sánchez, consejero del Instituto Nacional Electoral, organismo emanado del anterior Instituto Federal Electoral que estrena ley con modificaciones importantes respecto a la anterior, a la cual se circunscribe la elección del 7 de junio venidero, ley que enfatiza la vigilancia con lupa del gasto en las campañas.
La saturación de anuncios impulsa una preparación psicológica para no volverse locos o más apáticos, de lo que ya se es, sobre cuestiones políticas ergo reafirma la cotidiana transmisión de mensajes políticos y gubernamentales en tiempos radiales y televisivos proporcionados por el Estado. La cascada propagandística parece sobrepasará los límites de resistencia de los oyentes que llegarán a las urnas suficientemente alienados, perdón, informados para elegir a quinientos diputados federales y demás mandatarios, cuyas trayectorias, preparación y capacidad es imperativo conocer, y de manera particular en el caso de legisladores conocer sus propuestas para ganarse la representación popular, destacando temas tan sensibles que afectan a todos como la economía, la inseguridad, la educación y la transparencia gubernamental.
El INE apuntala el propósito de realizar elecciones confiables y tranquilas (difícil de garantizar sobre todo en Michoacán y Guerrero), procurando un proceso sin alteraciones y, a través de llamados, llevar a las urnas la mayor cantidad de votantes para vencer el abstencionismo detectado en las últimas elecciones, tarea que inmiscuye directamente a los partidos y sus candidatos, y a los independientes, que por primera vez se postulan.
Se evidencia la necesidad de los partidos de crecer su militancia y acortar el distanciamiento con la sociedad a la que han desilusionado al dejar atrás su compromiso cívico y su importante papel para mantener el equilibrio democrático. Tanto el INE como los partidos deben entender que el bombardeo mediático no asegura que conseguirán sus objetivos, pues todos los partidos, viejos y nuevos en el espectro nacional, han perdido originalidad en los principios que antaño los distinguían a uno de otro para llegar al extremo de ser vistos iguales, regidos por intereses oscuros, escándalos y deslealtades.
Los nueve distritos electorales correspondientes a Chihuahua registraron candidatos: personas conocidas por su desempeño en cargos públicos o partidistas y arraigo en la comunidad, cargos que algunos dejaron para lanzarse en pos de la representación popular dando vuelo al llamado “chapulinazgo” fuertemente rechazado por la ciudadanía. En uno de los distritos locales aparece una candidata demandada por presuntos delitos electorales cuando ejercía como titular de una dependencia municipal, quien no obstante ser denunciada por los partidos oponentes al que la propone, logró afianzarse en la candidatura.
El trabajo de convencimiento y motivación a la participación ciudadana en los comicios venideros es tarea difícil para los organismos políticos y sus representantes en competencia. Adjetivos como falsos, ambiciosos, manipuladores, con intereses ajenos a los representados en los congresos, son referencias constantes a la clase política, negativamente calificada sin excepción de siglas y colores.
Se hace hincapié en los serios perjuicios que provoca a la nación desairar la prerrogativa de elegir gobernantes; hoy más que en otros períodos de nuestra historia, se requiere de un Congreso efectivo, con liderazgos determinantes cuyas iniciativas se traduzcan en leyes que ayuden al fortalecimiento del estado de derecho, ayuden a reducir la pobreza, la incertidumbre de la violencia y la economía y ser como debe, contrapeso de los poderes Ejecutivo y Judicial.
Seguidamente de este proceso, se abrirá la puerta a los comicios del 2016 para elegir a otros once gobernadores, entre ellos el relevo del Lic. César Duarte. Nombres ya se barajan con frecuencia.